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14/12/2015 / Monika Brümmer / 2.196

"Consideración de los desechos de cáñamo ilícito en la restauración y puesta en valor del patrimonio arquitectónico en el Alto Rif Central (Marruecos)".

Monika Brümmer es una arquitecta alemana, fundadora de la firma Cannabric que tiene su sede en Granada. En España es una precursora  y defensora del uso del cañamo para la construcción, recuperando así un material que se ha usado desde siempre en diversos sectores por sus excelentes cualidades. Los ladrillos de Cannabric están demostrando en muchos proyectos arquitectónicos sus ventajas como material de aislamiento. En este artículo la arquitecta rompe una lanza a favor de su uso y los esfuerzos que realiza en Marruecos para recuperar  una zona aislada del Rif que se dedica a su producción y poder reutilizar 8 mil toneladas de desechos de cáñamo. En el marco de la Cumbre sobre el Cambio Climático COP21 en Paris,  se celebra entre los días 5 y 6 de diciembre el evento “World Hemp Quarter” del “Village Mondial des Alternatives” dónde participa con sus proyectos de cáñamo.

Para crear edificios que mantienen su valor de mercado ahora se buscan soluciones de calidad. El promotor con visión prefiere opciones constructivas que consuman poca energía e incluso puedan absorber más CO2 de la que emiten.

Un material de construcción como es el cáñamo reúne valores apenas apreciados en las últimas décadas. Entre ellos podemos mencionar cualidades bioclimáticas, eficiencia energética, beneficios para los usuarios y el medio ambiente y  su atractivo estético. Desgraciadamente la construcción con cáñamo está tan poco explorada aunque puedo confirmar que no me va a aburrir jamás.

Ninguna de las abundantes obras nuevas y de rehabilitación, realizadas en los últimos 16 años por mis clientes en España, se hubieran concluido sin un asesoramiento precursor, adaptado a cada circunstancia, y ahora respaldado por veinte años de experiencia y diversas investigaciones científicas en colaboración con universidades europeas.

La  aplicación de cáñamo en la construcción europea se practica  hace poco más de veinte años  y está dando comienzo a un interés global conforme se vuelven a descubrir o legalizar las utilidades de la planta milenaria.

La desinformación técnica y la comodidad por no abandonar los malos hábitos generalizados de la construcción son las principales causas de rechazo del uso de materiales tales como el cáñamo por parte de arquitectos y constructores, seguido por una menor normalización y una comparación del coste de material sin tener en cuenta sus propiedades.

Considero que la mejor plataforma a nivel mundial para debatir experiencias, estudios y novedades, exclusivamente relacionadas con la construcción de cáñamo es el simposio organizado por la “International Hemp Building Association”. Acabo de volver de su quinta edición, celebrada en Alemania, donde tenía la ocasión de presentar un desafío sin antecedentes, que comencé a finales de 2013 en el continente vecino.

El proyecto promete tomar forma en estrecha colaboración con la ONG marroquí “Confédération des Associations de Senhaja du Rif pour le Développement”. Su presidente, que hace la difícil labor de defender los intereses de su tribu del Alto Rif Central, me llamó para ayudar a levantar el gran potencial de la zona mas poblada del país, sin embargo según mis criterios también la más desatendida por el Gobierno desde la independencia de Marruecos. No obstante, tras los resultados de las recientes elecciones regionales en el país, aguardamos apoyo a nuestras ideas.

Para investigar soluciones y desarrollar propuestas, me hizo conocer la forma de vida de los Bereberes Senhaya de Srair - agricultores de cáñamo de las altas montañas del Rif- que, unidos a los Almorávides, trajeron la semilla a España y revelaron la técnica de su cultivo y transformación.

Ellos no tienen alternativas económicas salvo vivir de la misma planta que cultivan desde siglos para un mercado interior y antaño como única tribu autorizada mediante los decretos dictados por el Alto Comisario del Protectorado Español. No obstante han sido convertidos en victimas del narcotráfico internacional, una década después de que los “hippies” hicieron popular a la villa de Ketama (Issaguen).

En consecuencia la zona mas aislada del Rif, donde crece la variedad autóctona, adaptada a condiciones especiales de orografía, altitud y clima, sufre un retroceso de mercado que tiene que ver con la expansión progresiva del cultivo a zonas jamás autorizadas y fácilmente cultivables. Asimismo hay una caída de la demanda, debido al auto-cultivo practicado en Europa.

Para prevenir una rebelión de la tribu que luchó contra la ocupación colonial durante 15 años , y que no suele abandonar su tierra pese a que ahora sufre de un déficit infraestructural, sanitario y educativo enorme, es un deber lanzar conceptos de alternativas económicas, que creen puestos de trabajo directos e indirectos.

Como profesional de construcción con cáñamo, defiendo la autorización del empleo de las alrededor de 8 mil toneladas de desechos de cáñamo, que se desprecian anualmente en la zona histórica del cultivo de “Kif”, equivalentes al 9% de la producción marroquí o sobre el 5% de la actual en Europa.

Las propuestas deben ser respetuosas con el asombroso patrimonio cultural y paisajístico, que permite desconectar en el tiempo en un ambiente donde todavía existen valores tradicionales y donde una gran hospitalidad es la base de la vida social, ya que las viviendas rurales aparecen aisladas o agrupadas en pequeñas aldeas para facilitar el laborioso seguimiento manual del cultivo.

El paisaje arquitectónico, aparentemente marginalizado, alberga bajo techos de chapa una particular arquitectura de montaña, apenas alterada, que me asombró desde la primera visita. Consiste de mampostería de arenisca cuarcítica y pizarra, carpintería de madera de cedro, morteros y revocos de tierra y diverso material vegetal para la construcción de cubiertas, incluso el cáñamo.

Conseguir su protección así como  los medios para su restauración con fines turísticos, educativos y culturales,  es un proyecto en el que estamos trabajando en alianza oficial con el Ministerio de Cultura.

Con la restauración energética del hábitat tradicional mediante los desechos de la producción de “Kif” también queremos crear viviendas dignas y reducir la necesidad de leña de calefacción y cocina para afrontar la tala del bosque de cedro y la consecuente erosión. El cáñamo permite fabricar productos de biomasa, en sustitución de las 14 toneladas de madera que consume cada familia al año, y muchos otros productos que completan nuestro proyecto.

 

 

 

 

 

Datos del autor
Nombre Monika Brümmer
Empresa Cannabric
Cargo Arquitecta
Biografía

Art. Online
Entrevistas

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