En una sociedad que busca un consumo sostenible, la cerámica española cuenta con una belleza que va más allá de lo estético y destaca por sus principios de sostenibilidad, innovación y cuidado de los trabajadores.
Pocas son las veces que uno se detiene a pensar en por dónde camina o qué suelo está pisando. De hecho, hay casos en los que un material nos acompaña toda la vida y, sin embargo, no somos conscientes de la huella que dejamos cuando caminamos sobre él. Este es el caso de la cerámica española, un material sinónimo de calidad, sostenibilidad y compromiso.
En el caso de España, además, esta industria y el material, se encuentran profundamente arraigados en la herencia cultural y el territorio. Desde las clásicas baldosas blancas, pasando por los acabados con aspecto de espectaculares mármoles, hasta las sencillas piezas de estilo rústico, la cerámica está presente en nuestra cultura en todos sus formatos. Su versatilidad permite que exista una pieza para cada gusto y, en lo que a suelos respecta, hay infinidad de opciones fabricadas con materiales naturales, que serán un recurso ideal si queremos conseguir espacios respetuosos con el entorno.
La cerámica destaca por su durabilidad y resistencia, lo que la hace perfecta para pavimentar los suelos de la cocina o espacios exteriores. No hay que preocuparse por llevar un mantenimiento exhaustivo, ni por el desgaste de los factores climáticos o el paso del tiempo, porque se mantiene inalterable sin deformaciones o signos de desgaste. Podría decirse que, dentro de una misma construcción, la cerámica puede acompañarnos a cada paso que damos. Por ejemplo, las piezas en tonos oscuros a menudo decoran los suelos de los salones, generando una mayor sensación de calidez a la estancia. En cuanto a los dormitorios, los grandes formatos con colores claros aportan luminosidad y dan una mayor sensación de amplitud; mientras que, en los baños, las baldosas cerámicas se convierten en nuestras mayores aliadas, dadas sus propiedades higiénicas y su fácil limpieza.
Y es que para componer la cerámica básicamente necesitamos tierra, agua, aire y fuego, pero sus ingredientes van más allá. Cada vez buscamos ser más conscientes en nuestras elecciones de consumo, y no van a ser menos las decisiones que tomemos sobre el suelo que pisamos. Elegir un suelo cerámico no implica escoger simplemente entre una textura u otra, pues en este gesto también va implícito el cuidado del entorno y de los trabajadores. La cerámica española es una industria de proximidad que vela por el respeto de quienes participan en su actividad, fomentando unas condiciones de trabajo dignas, inclusión e igualdad. Por eso, cuando caminas descalzo por las baldosas de la piscina o juegas a no pisar las líneas que unen las losetas de tu pasillo, puedes hacerlo pisando fuerte a cada paso porque con ello estás apoyando el respeto al medio ambiente, a las personas y a la innovación.
A nivel europeo, la industria de fabricantes de baldosas cerámicas genera más de 48.000 puestos de trabajo directo, 15.000 de los cuales se encuentran en España. Dichos empleos se ven protegidos por la por las normativas laborales españolas, las cuales velan por unas condiciones de trabajo salud y seguridad justas en el sector. De igual forma, los fabricantes europeos y españoles operan bajo estrictos estándares de calidad y sostenibilidad que permiten mejorar la eficiencia energética, reducir el impacto medioambiental y optimizar sus procesos productivos, así como aportar la mejor solución para el cliente. En definitiva, la belleza cerámica es indiscutible, pero quizás sea más bella por aquellos ingredientes que no se ven a simple vista.
| Nombre | Eva Pedrajas |
|---|---|
| Empresa | ASCER |
| Cargo | Promoción y Comunicación |
| Biografía | |
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