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22/04/2025 / Luisa Azpeleta / 53

Más eficientes, menos saludables: la cara oculta del ahorro energético

 

Los COVs y una ventilación inadecuada están convirtiendo las mejoras energéticas mal diseñadas en un riesgo para la salud

Aislar y reducir las infiltraciones son claves para mejorar la eficiencia de una edificación. Sin embargo, si no se acompañan de una adecuada ventilación y una cuidadosa selección de materiales, pueden comprometer la calidad del aire interior y, con ello, la salud de los ocupantes.

Actualmente los proyectos técnicos, salvo casos muy concretos, contemplan medidas para que la edificación cuente con una buena calificación energética. La modificación del CTE, las nuevas directivas europeas y las subvenciones en el caso de las reformas han llevado a que la mejora energética deje de ser una excepción y se convierta en la regla.

Sin embargo, ¿supone esta carrera por el ahorro energético una mejora para los usuarios o es puede ser un regalo envenenado?

Diversos estudios [1][2][3] realizados en Reino Unido han relacionado el incremento de la eficiencia energética con el aumento de la concentración de contaminantes interiores así como de los casos de asma y los costes hospitalarios asociados.

Numerosas instituciones internacionales han alertado sobre los riesgos que la baja calidad del aire interior representa para la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado que la contaminación del aire en espacios cerrados está vinculada con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer, señalando que las concentraciones de algunos contaminantes pueden ser significativamente más altas en interiores que en exteriores. La Comisión Europea ha identificado la mala calidad del aire interior como un problema emergente de salud pública y ha promovido normativas para mejorar la ventilación y reducir la exposición a contaminantes en viviendas y espacios de trabajo. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) también ha advertido que el aire interior puede estar entre 2 y 5 veces más contaminado que el aire exterior. Además, organismos como la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) han subrayado que las estrategias de eficiencia energética deben equilibrarse con medidas de control de contaminantes interiores para evitar efectos adversos en la salud de los ocupantes.

 

¿Es este artículo un alegato contra la mejora energética? Rotundamente, no.

Pero sí es un llamamiento urgente a integrar criterios de calidad del aire en las políticas de rehabilitación energética

Una vivienda (u oficina) altamente eficiente y bien diseñada supone una indiscutible mejora tanto para el medioambiente como para la salud.

¿Cuál es la clave entonces para que la eficiencia no comprometa la salud de los ocupantes?

Hay cuatro factores que influyen a la hora de contestar esta pregunta:

-          Hermeticidad

-          Ventilación

-          Materiales

-          Tratamiento de la humedad

 

Hermeticidad

Una de las claves del ahorro energético es la minimización de infiltraciones. Gran parte de esta mejora se consigue con carpintería exterior hermética y las actuaciones en el resto de la envolvente son cada vez más frecuentes.

Una elevada hermeticidad es, de hecho, requisito indispensable para una casa pasiva.

¿Cuál es el contra? La eliminación de la renovación natural del aire. Si no hay infiltraciones, el único intercambio de aire entre el interior y el exterior es el que se realiza de manera activa, ya sea manualmente o mediante sistemas de ventilación mecánicos.

El estudio de la Universidad de Reading [1] evidenció que un incremento en la calificación energética de las viviendas se asociaba con un 2% más de riesgo de padecer síntomas de asma por cada unidad de mejora en el índice SAP (Standard Assessment Procedure)?. Pronosticaba que la reducción de la ventilación debido al sellado hermético de edificios, al aumentar los contaminantes en interiores, derivaría en un incremento del 80% en casos de asma para 2050 respecto a 2015. Relacionaron directamente el incremento de la hermeticidad en edificios con el aumento de contaminantes interiores como compuestos orgánicos volátiles (COVs), dióxido de nitrógeno (NO?) y partículas en suspensión.

¿Estamos planteando ventilaciones adecuadas para el grado de hermeticidad que estamos promoviendo?

 

Ventilación

Una ventilación es adecuada cuando asegura una suficiente renovación del aire suficiente para garantizar una buena calidad de aire interior.

Una ventilación ineficaz favorece la acumulación de CO2, humedad y otros contaminantes,

Ventilar 10 minutos al día no es suficiente. En 10 minutos se puede renovar completamente el aire de la vivienda, pero no garantiza que la calidad de dicho aire sea adecuada 12 horas después.

El CTE permite la instalación de aireadores y extractores para garantizar la correcta ventilación. Sin embargo, muchos dependen de la acción del usuario, quien es habitual que los desactive en busca de una mayor eficiencia energética.

El mejor sistema para garantizar una ventilación adecuada es la ventilación mecánica. Y, si además se busca maximizar la eficiencia energética, la ventilación mecánica con recuperador de calor. Estos sistemas no solo aseguran una renovación del aire continua, sino que además filtran el aire de entrada y permiten asociar su funcionamiento a sensores de humedad y de CO2.

 

Materiales

Muchos materiales de construcción y productos utilizados en interiores liberan compuestos orgánicos volátiles (COV). Algunos de estos compuestos provocan molestias leves, pero otros actúan como disruptores hormonales, neurotóxicos o incluso cancerígenos.

Los materiales modernos han multiplicado la presencia de COV en las casas. Según el estudio de la Universidad de Reading[1], las viviendas construidas después de 1990 tienen concentraciones de VOC significativamente más altas que las anteriores. Y en viviendas altamente eficientes se observaron niveles de VOC hasta un 60% por encima de los límites recomendados por la OMS.

Debemos tener en cuenta no solo el efecto acumulativo de los COVs sino el también llamado efecto cóctel. Las emisiones de suelos, paredes, pinturas, mobiliario, textiles, productos de limpieza, etc. no sólo se suman, si no que los diferentes COV interactúan entre sí y ciertas combinaciones tienen efectos multiplicadores.

 

Humedades

Reducir la renovación natural del aire tiene un daño colateral adicional: las humedades. Y con ello la posible aparición de hongos, con el consiguiente incremento de problemas respiratorios.

Este hecho se agrava con los aislamientos por el interior sin contar con frenos de vapor. Los trasdosados con aislamiento sin estos elementos multiplican las posibilidades de que los paramentos interiores alcancen la temperatura de rocío y se produzcan condensaciones. De éstas deriva la proliferación de hongos que, al quedar ocultos tras el trasdosado, crecen hasta crear auténticas colonias mientras sus esporas deterioran la salud pulmonar de los ocupantes de las viviendas y en especial de niños y mayores.

 

¿Debemos preocuparnos únicamente por las viviendas?

No. Las implicaciones van más allá del ámbito residencial. El estudio de Karakas et al. (2023)[3], centrado en centros escolares del Reino Unido, concluye que las mejoras energéticas realizadas sin medidas operativas adecuadas —como sistemas de ventilación eficientes— incrementaron la exposición al NO? y la incidencia de asma infantil, así como los costes hospitalarios derivados.

Debemos evitar trasladar el conocido "Síndrome del Edificio Enfermo" (SEE) a nuestros hogares, colegios y oficinas.

 

Recomendaciones clave para el sector

  • Promover materiales certificados con bajas emisiones de COV, como los etiquetados A+ o con verificación independiente de emisiones

  • Garantizar una ventilación adecuada, idealmente mediante ventilación mecánica con recuperación de calor y sensores que regulen el caudal según los niveles de CO? y humedad.

  • Evitar soluciones constructivas que generen condensaciones ocultas, especialmente en rehabilitaciones con trasdosados interiores sin barrera de vapor.

  • Formar e informar a los usuarios para que comprendan la importancia de mantener activas las soluciones de ventilación previstas.

La búsqueda de la eficiencia energética en las edificaciones es imprescindible para mitigar el cambio climático y reducir el consumo de recursos. Sin embargo, no podemos permitir que ese objetivo comprometa la salud de las personas.

El reto no está en elegir entre eficiencia energética o salud, sino en integrar ambas.

Construir y rehabilitar bien hoy significa lograr espacios eficientes, confortables y saludables, donde las personas puedan vivir, trabajar y aprender sin poner en riesgo su bienestar. La eficiencia energética no puede desligarse de la calidad del aire interior. Y esto debe ser el nuevo estándar técnico que todos asumamos.

 

Referencias

[1] Awbi, H. B. (2015). The future of indoor air quality in UK homes and its impact on health [Technical Report]. University of Reading.

[2] Hamilton, I. (2018). Health impact assessment of energy efficiency: A UK Case Study. UCL Energy Institute. Presentado en Beyond energy savings: The multiple benefits of energy efficiency, 5-7 marzo, 2018?.

[3] Karakas, F., Grassie, D., Schwartz, Y., Dong, J., Chalabi, Z., Mumovic, D., Mavrogianni, A., & Milner, J. (2023). School building energy efficiency and NO? related risk of childhood asthma in England and Wales: Modelling study. Science of the Total Environment, 901, 166109.

 
Datos del autor
Nombre Luisa Azpeleta
Empresa Greenbuilding
Cargo Fundadora y directora
Biografía

Art. Online
Entrevistas

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