Una vivienda Passivhaus permite ahorrar miles de euro al año en calefacción y aire acondicionado. Construir y rehabilitar de manera eficiente contribuye a reducir la huella ecológica de los hogares y a mitigar la pobreza energética. El ahorro energético acumulado en seis años puede equivaler al 10,5 % del coste de construcción.
Un análisis realizado por la compañía tasadora CoHispania estima el coste energético por m2 en climatización (frio/calor) de una vivienda tipo en España en unos 100KWh/año. Sin embargo, para una vivienda Passivhaus en la misma ubicación, gracias a sus características de aislamiento, orientación y hermeticidad, el consumo el las mismas condiciones no puede pasar de 15 KWh/m2 año, según la normativa para obtener la certificación, pudiendo ser incluso inferior.
Según Eduardo Serra, presidente de CoHispania una vivienda de 120m2 de construcción tradicional pagará al menos unos 2400 euros cada año de factura energética, mientras un inmueble Passivhaus pagaría, como máximo, apenas 360 euros, lo que supone un ahorro mínimo de 2040 euros cada año.
Aunque construir bajo estándar Passivhaus no tiene por qué ser más caro que hacerlo bajo el estándar del Código técnico de edificación (CTE), en apenas 6 años incluso se habría amortizado una diferencia de coste que llegase a un 5%.
El Passivhaus es un método de diseño y construcción de edificios de manera que tengan tan poca necesidad de energía que incluso pueden no necesitar de un sistema propio de calefacción ni de refirgeración. Además del ahorro energético, este tipo de viviendas tiene garantizado otro beneficio intangible: la salud y el bienestar que proporcionan el mantener un confort térmico y un ambiente filtrado.
Monitorizar los consumos de las viviendas
Algunos constructores Passivhaus han comenzado a monitorizar los consumos de las viviendas e incluso compararlos con los de vecinos en viviendas de construcción tradicional. Es el caso de Residencial Solano, en Valdemoro, Madrid, donde los inquilinos pagan por todos los servicios energéticos de sus viviendas (calefacción, refrigeración, iluminación, agua caliente, electrodomésticos…) de 100m2 de media una factura que no pasa de los 40€/mes. En el caso de las viviendas unifamiliares, las diferencias son aun mayores, con la ventaja de que cualquier instalación de energía renovable tendrá grandes excedentes que pueden ser vendidos a la red, como resultado, es posible mantener fresca en verano y caliente en invierno una vivienda unifamiliar de 222m2 con facturas de 30 euros mensuales de electricidad, 17 veces más bajas en comparación a las de sus vecinos.
Además de ser una garantía de ahorro y confort para los habitantes, construir o reformar viviendas certificadas Passivhaus podría ser la clave para resolver algunos de los problemas que afectan a la vivienda en España (después de la falta de oferta).
Uno de ellos tiene que ver con la necesidad de llegar a la neutralidad climática del parque edificado en 2050 en toda Europa. Para hacerse una idea, la energía consumida en los hogares es la principal causa de emisiones CO2eq en España, por delante de la industria y la agricultura.
Desde la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), su presidente Arturo Andrés afirma: “para reducir las emisiones de los edificios, lo lógico es priorizar medidas pasivas, aquellas destinadas a consumir menos, por delante de las medidas activas, como gastar la misma energía, pero de fuentes renovables”. Aplicar las normas de edificación Passivhaus disminuiría el consumo del parque edificado en torno a un 75% y reduciría la demanda de energías de origen renovable. Estimado sobre el coste total de construcción, el ahorro energético acumulado en seis años puede equivaler al 10,5 %.
Contra la pobreza energética
La otra ventaja tiene que ver con la denominada “pobreza energética”, que se produce cuando en los hogares no hay capacidad económica para mantener una temperatura adecuada. Este problema afecta ya al 17,6% de la población en España y, según el Observatorio de Pobreza, Desigualdad y Exclusión (EAPN) está muy relacionado con la ineficiencia energética, pues cuanto más antiguos son los edificios más probable es que tengan un déficit de aislamiento.
Atajar este problema mediante bonos eléctricos o térmicos es una solución que alivia a estas familias, pero no resuelve el problema. Sin embargo, como afirma Arturo Andrés, “rehabilitar edificios con criterios de eficiencia reduce significativamente las necesidades energéticas, acabando con el problema de pobreza energética para siempre.”
Un ejemplo práctico lo encontramos en Nasuvinsa, la empresa de vivienda del Gobierno Foral de Navarra, que promovió en 2015 un plan de 524 viviendas públicas en alquiler bajo el estándar Passivhaus. Esta promoción tiene unos costes tan bajos de calefacción que la empresa decidió incluirlos en la cuota de alquiler social, lo que le permite asegurarse de que no se producen cortes de suministro por impago.
En España hay certificados hasta la fecha 416.000 m2 de edificaciones Passivhaus , que suponen algo menos de 500 inmuebles. A pesar de representar una parte muy pequeña del parque edificado, en conjunto consiguen un ahorro energético de más de 14,5 millones de kWh/año y un ahorro de emisiones de CO2 eq a la atmósfera de casi 2800 toneladas (el equivalente a lo que absorben 280.000 árboles o 18,5 parques como El Retiro).
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