El sector inmobiliario, responsable del 37 % de las emisiones globales de CO2, afronta un 2025 clave para su transformación hacia modelos más sostenibles. Según Arup, cuatro grandes tendencias redefinirán el futuro del real estate con el objetivo de mitigar su impacto ambiental y adaptarse a nuevas normativas.
Las edificaciones diseñadas para tener un balance energético neutro o positivo, conocidas como net zero, liderarán los esfuerzos contra el cambio climático. La reciente Directiva de Eficiencia Energética de la Comisión Europea exige que todos los edificios nuevos cumplan este estándar para 2030, y que los ya existentes se adapten para 2050.
Además, el análisis del ciclo de vida de los materiales constructivos será obligatorio, incentivando el uso de aquellos con menor carbono embebido. Este cambio permitirá a los promotores inmobiliarios alinearse con las exigencias regulatorias y las crecientes expectativas del mercado.
La pandemia aceleró la demanda de espacios de trabajo más flexibles y centrados en el bienestar de los empleados. En 2025, las oficinas biofílicas – que integran vegetación, luz natural y materiales orgánicos – serán tendencia, ya que mejoran la productividad, reducen el estrés y disminuyen el ausentismo.
Además, la integración de tecnologías inteligentes optimizará el uso de energía y agua en estos espacios, reforzando su sostenibilidad. Elementos como techos verdes y fachadas vegetales contribuirán también a mitigar el efecto isla de calor en las ciudades.
El impacto ambiental de los materiales empleados en las edificaciones cobrará una importancia central. Materiales como lanas minerales, que mejoran la eficiencia energética y reducen el carbono operacional de los edificios, y otros bio-basados como madera y bambú, serán clave para reducir las emisiones de carbono incorporado.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), una gestión sostenible de materiales constructivos podría reducir hasta un 40 % las emisiones del sector hacia 2060.
Certificaciones como LEED, BREEAM y WELL seguirán ganando relevancia como garantía de sostenibilidad. Estos sellos, que evalúan la eficiencia energética, la gestión del agua y el uso de materiales responsables, ofrecen beneficios económicos tangibles, como ahorro en costes operativos, y generan mayor interés por parte de inversores.
“El futuro del sector inmobiliario radica en integrar la sostenibilidad de manera integral, abordando el ciclo de vida completo de los edificios. Las edificaciones net zero, el uso de materiales responsables y el diseño biofílico serán las bases para avanzar hacia un modelo más eficiente y respetuoso con el medio ambiente”, afirma Juan Cortés, responsable de Cambio Climático y Sostenibilidad de Arup en España.
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